Salud y trabajo: los beneficios de trabajar de pie en su día a día

Puntos clave:

  • Alternar entre trabajar sentado y de pie mejora la circulación, reduce molestias musculares y favorece la concentración.
  • El mobiliario ergonómico, como escritorios ajustables, alfombrillas antifatiga y reposapiés, es esencial para evitar sobrecargas y optimizar el confort.
  • La implantación efectiva requiere formación, apoyo de la dirección y seguimiento para garantizar un uso adecuado y beneficios sostenibles.

Cada vez son más las empresas que prestan atención al bienestar de sus empleados, y uno de los aspectos clave es la forma en que se organiza el espacio de trabajo. Pasar demasiadas horas sentado frente al ordenador no solo reduce la movilidad, sino que también puede generar molestias físicas, fatiga constante y problemas de circulación. Por eso, incorporar zonas o mobiliario que permitan trabajar de pie, de forma alterna, se está convirtiendo en una práctica recomendada por expertos en salud laboral. Un escritorio ajustable en altura, una buena silla ergonómica o una alfombrilla antifatiga pueden marcar una gran diferencia en la jornada diaria. En este artículo, le explicamos cómo integrar estas soluciones de forma eficaz, basándonos en estudios recientes y experiencias reales en el entorno profesional.

¿Qué ocurre en el cuerpo cuando trabajas de pie?

Levantarse del asiento durante el día no solo aporta variedad a la rutina, también tiene un impacto directo en el cuerpo. Al mantenerse de pie, se activan más músculos posturales, lo que mejora la circulación —especialmente en piernas y pies— y ayuda a reducir molestias como la pesadez o la rigidez. Aunque parezca un pequeño gesto, este simple cambio puede mejorar notablemente la sensación física al final del día.

Un estudio realizado en el Reino Unido con trabajadores de oficina demostró que la incorporación de un puesto de trabajo ajustable puede reducir en más de una hora diaria el tiempo que se pasa sentado. Además, reportan menos dolores de espalda y una sensación general de menor cansancio al terminar la jornada.

¿Trabajar de pie mejora la concentración y el rendimiento?

Aunque muchas personas asocian estar de pie con incomodidad, varios estudios han demostrado que esta postura activa puede tener efectos positivos en la atención y el enfoque. Al mejorar la circulación, se favorece la oxigenación del cerebro, lo que contribuye a mantener la mente más despierta, especialmente en tareas que requieren agilidad mental o toma rápida de decisiones.

Una empresa danesa que implementó escritorios regulables en sus oficinas observó un incremento del 12 % en la productividad. Los empleados podían cambiar de postura durante el día, lo que redujo tanto el cansancio mental como las molestias físicas, mejorando su capacidad para concentrarse sin interrupciones.

Trabajar de pie: ¿cómo evitar molestias y sobrecargas?

Si bien trabajar de pie puede tener muchos beneficios, no está exento de riesgos si se adopta de forma incorrecta o prolongada. Permanecer quieto sin cambiar de postura durante mucho tiempo puede provocar sobrecargas musculares, molestias articulares (especialmente en rodillas, tobillos o zona lumbar), e incluso afectar a la circulación.

Los expertos recomiendan no mantener esta posición más de 60 minutos seguidos sin realizar pequeños cambios, moverse o tomar breves pausas activas. Como todo en ergonomía, el equilibrio es clave: el objetivo no es sustituir una mala postura por otra, sino combinar ambas de forma saludable.

Consejos prácticos para trabajar de pie con comodidad

Para disfrutar de los beneficios del trabajo de pie sin sufrir molestias, es fundamental aplicar ciertas pautas ergonómicas que marcan una gran diferencia en el día a día:

  • Utiliza una alfombrilla antifatiga para reducir la presión en los pies y evitar la sensación de piernas cargadas.
  • Ajusta correctamente la altura del escritorio para que los brazos queden en ángulo recto, los hombros relajados y la pantalla esté a la altura de los ojos. Un soporte para monitor puede ayudarle a lograrlo.
  • Apoya uno de los pies en un reposapiés de forma alterna. Esto facilita pequeños cambios de peso y mejora la circulación.
  • Elige un calzado adecuado, con suela flexible, buen soporte y cómodo para estar de pie largos periodos.
  • Haz pausas cada 30 a 45 minutos, alternando con momentos sentado o caminando para evitar tensiones acumuladas.

Sin estas medidas, es posible que trabajar de pie genere más inconvenientes que beneficios. Por eso, la adaptación del puesto debe ir acompañada de formación y seguimiento.

Silla vs. Trabajo de pie: comparativa de posturas en oficina

A menudo se plantea la duda sobre qué postura es mejor: estar sentado o de pie. En realidad, ambas tienen ventajas e inconvenientes. Lo importante es conocer sus efectos sobre el cuerpo y cómo gestionarlas de forma equilibrada. A continuación, le mostramos una tabla comparativa con los principales aspectos a tener en cuenta:

Criterios Puesto sentado clásico Trabajo de pie prolongado
Postura Estable pero estática y limitada Más activa pero puede generar cansancio si no se alterna
Circulación sanguínea Ralentizada, favorece estancamiento venoso Mejor oxigenación, menor riesgo de hinchazón
Esfuerzo muscular Bajo, riesgo de pérdida de tono postural Moderado, activa musculatura estabilizadora
Riesgo de molestias Dolores lumbares, cervicales, rigidez Molestias en rodillas, pies o espalda baja sin apoyo
Efecto en la productividad Estable al principio, pero disminuye con el tiempo Estimulante si se alterna, contraproducente si es continua
Fatiga al final del día Frecuente, tanto física como mental Variable según ergonomía y gestión de pausas
Adaptabilidad Universal pero poco flexible Requiere ajustes personalizados y formación
Recomendación Alternar con movimiento y pausas activas Integrar de forma gradual con mobiliario ergonómico

Implantar zonas de trabajo de pie en la empresa: claves para el éxito

Incorporar el trabajo de pie en la oficina va más allá de instalar escritorios ajustables. Supone cambiar la cultura del movimiento en el entorno laboral. Para que esta dinámica funcione, es necesario planificar y acompañar el proceso desde diferentes frentes.

El primer paso es informar y formar al personal sobre cómo utilizar correctamente el nuevo mobiliario: regular alturas, posicionar brazos y pantalla, usar alfombrillas o elegir el calzado adecuado. Muchas veces, un simple cartel o guía visual en el puesto puede evitar malas prácticas.

Además, es esencial que la dirección apoye activamente esta iniciativa. Fomentar la alternancia de posturas como medida preventiva mejora la percepción y aceptación de estos cambios. Algunas empresas incluso integran la ergonomía postural en sus protocolos de salud laboral o en la descripción de funciones del puesto.

Adoptar un escritorio de pie —ya sea manual o eléctrico— no es solo una cuestión de equipamiento. Es una forma diferente de entender la jornada laboral: más dinámica, adaptable y centrada en el bienestar. Alternar posturas, cambiar de ángulo y moverse a lo largo del día ayuda a reducir dolores musculares, mejora la circulación y favorece la concentración.

Eso sí, para que funcione, hace falta un entorno preparado: mobiliario ergonómico, recursos formativos y seguimiento continuo. Cada trabajador, sin importar su función o el tiempo que pase en la oficina, puede beneficiarse de una estación de trabajo flexible, con silla regulable, reposapiés y asesoramiento personalizado.

Hoy en día, cuidar la salud postural ya no es una opción: es una necesidad reconocida por normativas y respaldada por numerosos estudios. Crear espacios laborales que respeten el cuerpo y promuevan el bienestar es una inversión de futuro para empresas y empleados.

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