¿Cómo sentarse correctamente en una silla de oficina?

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En el entorno laboral contemporáneo, pasar entre 8 y 10 horas diarias frente a la pantalla del ordenador es una realidad común. Reuniones, llamadas y trabajo operativo exigen mantener una postura correcta en posición sentada durante largos periodos, lo que puede derivar en tensiones musculares, molestias en la zona lumbar o cervical, e incluso trastornos musculo-esqueléticos crónicos que afectan directamente a la salud postural.

Para sentarse correctamente en la oficina, no basta con disponer de una silla de oficina de calidad; también es fundamental comprender cómo ajustarla y utilizarla correctamente, así como seleccionar el modelo más adecuado en función del puesto de trabajo, la duración de uso y las exigencias ergonómicas asociadas a permanecer durante un tiempo prolongado en esta posición. Solo así es posible mantener una postura adecuada, cuidar la salud postural y evitar molestias derivadas de una postura incorrecta.

Adaptabilidad según la morfología y el tipo de actividad

La ergonomía de una silla ergonómica debe ajustarse a las características físicas del cuerpo humano y al tipo de tarea desempeñada. A continuación, algunas recomendaciones específicas para mantener una postura adecuada:

  • Usuarios de complexión alta: se aconsejan sillas con respaldo de la silla alto o regulable en altura, combinadas con un asiento de profundidad ajustable. Esto permite un correcto apoyo de los muslos sin que las piernas queden suspendidas, favoreciendo una adecuada circulación sanguínea y una distribución equilibrada del peso del cuerpo sobre la silla.
  • Personas con molestias lumbares: es fundamental incorporar un soporte lumbar ajustable, tanto en altura como en presión, que acompañe la curvatura natural de la columna vertebral y ayude a evitar la tensión en la zona lumbar, previniendo así los efectos de una mala postura.
  • Puestos de trabajo con movilidad parcial o postura elevada: para actividades intermitentes o trabajos de pie parcial, como en mostradores o laboratorios, se recomiendan sillas de oficina altas o taburetes ergonómicos con anillo reposapiés, que permitan alternar entre estar sentado y de pie, manteniendo siempre una postura adecuada.
  • Tareas de concentración prolongada o videollamadas: en estos casos, la inclusión de un reposacabezas regulable resulta muy beneficiosa para evitar la tensión en las cervicales y permitir que el cuello adopte una posición correcta durante largos periodos de inactividad.

Materiales: confort térmico y transpirabilidad

En épocas de calor o entornos con ventilación deficiente, la elección de los materiales del respaldo de la silla es muy importante para mantener el confort. Las sillas equipadas con rejilla microperforada o malla técnica ofrecen una ventilación superior frente a los modelos con acabados en cuero sintético, que tienden a retener el calor.

Gracias a su estructura abierta, estos tejidos permiten una óptima circulación del aire, minimizando la sudoración y mejorando la experiencia de uso durante toda la jornada laboral. Esta característica es especialmente útil para quienes pasan la mayor parte del día en una silla ergonómica, ya que favorece una mejor salud postural. 

Además de estos materiales, existen otras opciones que conviene conocer:

  • Tapizados en tela: ofrecen una sensación más cálida y suave al tacto, con buena transpirabilidad en modelos de gama media-alta. Es recomendable que cuenten con tratamientos antimanchas o antibacterianos para facilitar el mantenimiento.
  • Cuero natural: aporta elegancia y es muy duradero, pero tiene una baja capacidad de transpiración, por lo que puede resultar caluroso en verano. Es más adecuado para despachos de dirección con climatización constante.
  • Cuero sintético o polipiel: visualmente atractivo y fácil de limpiar, aunque retiene el calor y favorece la sudoración si se utiliza durante muchas horas seguidas. No se recomienda para sillas ergonómicas de uso intensivo sin ventilación adicional.
  • Espumas de alta densidad con canales de aireación (en el asiento): algunas sillas de oficina avanzadas incorporan tecnologías en la base que permiten disipar el calor también en la zona de contacto con los muslos, mejorando el confort térmico general.

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¿Qué tipo de reposabrazos necesito según cómo trabajo?

No todas las personas trabajan igual, y por eso tampoco todos necesitan el mismo tipo de reposabrazos. Elegir el sistema adecuado puede marcar la diferencia entre terminar la jornada con los hombros relajados o con molestias acumuladas. En función del puesto y del tiempo que se pasa sentado, estas son las opciones más comunes que ofrecemos en Valemob:

  • Para quienes trabajan con el portátil o en tareas puntuales (menos de 4h al día): unos reposabrazos 1D, con ajuste en altura, son más que suficientes. Permiten apoyar los brazos a la altura adecuada, evitando que los hombros se eleven o se carguen.
  • Si pasas buena parte del día escribiendo o frente a la pantalla (8 horas o más): es recomendable contar con reposabrazos 2D, que además de regularse en altura, se pueden mover hacia adelante o atrás. Esto permite formar un ángulo de 90º entre el antebrazo y el torso, favoreciendo una posición correcta y natural sobre la superficie de trabajo.
  • Para tareas que requieren más movimiento o flexibilidad (como diseño gráfico, atención telefónica o multitarea): los reposabrazos 3D permiten girarlos hacia dentro o hacia fuera, adaptándose a diferentes posiciones según lo que se esté haciendo. Así se evita la tensión en los brazos incluso en cambios de postura frecuentes.
  • Para personas que buscan máxima personalización o comparten la silla con otros compañeros: los reposabrazos 4D son la opción más completa. Además de todos los ajustes anteriores, se pueden mover lateralmente, lo que facilita adaptarse a distintas fisionomías, alturas de mesa y estilos de trabajo, sin comprometer la salud postural.

¿Qué tipo de silla necesito?

Aunque la configuración estándar de una silla de oficina incluye respaldo, asiento, reposabrazos y una base giratoria con ruedas, no todas las sillas están diseñadas para el mismo nivel de exigencia. La resistencia, la ergonomía y las funcionalidades varían significativamente según el uso previsto.

En Valemob, clasificamos nuestras sillas según criterios clave como la duración diaria de uso (4h, 8h, 24/7), el tipo de mecanismo ergonómico (basculante, sincronizado, con desplazamiento de asiento), el grado de regulación (reposabrazos, respaldo, soporte lumbar, profundidad del asiento) y la adaptabilidad a la morfología del usuario. Esta segmentación permite seleccionar el modelo más adecuado para cada entorno laboral, asegurando confort, salud postural y durabilidad.

No obstante, hacer uso de una silla profesional no garantiza una postura saludable si no se acompaña de buenos hábitos: estiramientos regulares, cambios de postura y pausas activas. Las dolencias más frecuentes como la lumbalgia, cervicalgia o síndrome del túnel carpiano pueden evitarse con una elección técnica adecuada y un uso responsable del mobiliario.